DONDE PESCABA CON SU PADRE

Lo que comenzó como una salida de cuatro días entregados a los señuelos artificiales (spinning), terminó derivando en dos jornadas y media dedicadas al tándem de mosca y día y medio empleado en la pesca con señuelos artificiales. Así es como otro pescador más ha quedado seducido por la pesca con mosca.

Aprendió con rapidez los fundamentos técnicos y pronto empezó a sacar truchas, aunque no sin errores ya que muchas se le escaparon, como suele ocurrir en los primeros pasos. Ha vuelto a Francia contento y con la promesa firme de regresar.

Y en ese viaje, entre aguas y recuerdos, se le cruzó un instante de pura emoción: el reencuentro con aquel viejo hotel donde, medio siglo atrás, su padre lo llevaba de la mano a pescar a la Noguera Pallaresa. El tiempo, como el río, sigue su curso, pero hay lugares donde la memoria se detiene y el recuerdo se graba a fuego en nuestro corazón.